Uno de los amigos de Wall Street de Milk se preocupó porque este parecía no tener plan, ni futuro, pero recordaba su actitud: «Creo que era más feliz que en cualquier otra ocasión en que lo haya visto durante su vida». En 1972 se estropeó un rollo de película que Milk había entregado para su revelado; con sus últimos 1000 dólares abrió una tienda de cámaras de fotos en la calle Castro.